LA MISIONERA
Debe tener:
1. EXPERIENCIA DE SALVACIÓN
Nosotros no podemos dejar de hablar de lo hemos visto y oído (Hch 4,20). L a primera demanda para cada misionera es haber tenido una experiencia personal de salvación. No es suficiente saber la doctrina. El evangelizador es un testigo que proclama a Jesucristo el salvador y da testimonio de lo que ha visto y a oído “sabe que Dios es amor” él tuvo su encuentro personal con Jesús y lo ha proclamado su Señor y salvador de toda su vida. El Espíritu Santo lo ha dejado marcado con un sello que no se puede borrar. Si el proclama que Jesús salva, es por que ya lo ha vivido en carne propia.
2. CELO POR EL EVANGELIO
“Me devora el celo de tu casa”(jn 2,17) el celo por el evangelio es un anhelo de que Jesucristo sea conocido, amado y servido por todos los hombres.
El celo por el evangelio es un fuego inextinguible en el corazón que busca encender a otros. Es la boca de un profeta de un profeta que no permanece callado por respetos humanos hasta que siembre la semilla de la palabra de Dios en el mundo, con los pies bien calzados, listos para propagar el evangelio de la paz (Ef. 2,15). Este celo debe convertirse en pasión que pone el trabajo del evangelizador por encima de cualquier otra cosa en su vida para anunciar la persona, vida y enseñanzas de Jesús, así como para restaurar su reino de justicia,, alegría y paz en este mundo.
3. VIVIR EL EVANGELIO
“yo, el prisionero de Cristo, les exhorto, pues, a que se muestren dignos de la vocación que han recibido” (Ef. 4,1)
El estilo de vida del evangelizador determina definitivamente el mensaje que él transmite. El evangelizador no es un frio trasmisor de propaganda en más bien una persona que vive aquello que predica. Vive de acuerdo con el mensaje que transmite.
4. CONOCER LA REALIDAD
“Yo soy el buen pastor, y conozco a los míos como los míos me conocen a mí” (Jn 10, 14) cada evangelizador debe estar cercano y sensible a la situación de vida de las personas, grupos o pueblos que él evangeliza. De otra manera, no podrá conseguir que el evangelio eche raíces profundas y terminará solo como un barniz superficial.
La vida es un instante entre dos eternidades." (Santa Teresita del Niño Jesús)
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